TESTIMONIOS
Antonio Ramírez
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“Era una obsesión por hacer bien las cosas, y especialmente las que tenían que ver con los clientes”
La sencillez de Luis Valls la explica con varias anécdotas vividas en primera persona Antonio Ramírez Redondo, que tuvo la fortuna de trabajar codo a codo con el banquero barcelonés durante varios años. Según Ramírez, Valls le quitaba importancia a su trabajo diciendo cosas como “nosotros somos banca aburrida” haciendo ver que ser uno de los bancos más rentables del mundo era una labor sencilla. El directivo relata cómo Valls quería estar informado del servicio real que se prestaba en el banco y la mejor forma de tener ese pulso era leer las quejas de los clientes. En cada una de ellas veía una oportunidad de mejora “ era una obsesión por hacer bien las cosas, y especialmente las que tenían que ver con los clientes”.
La importancia y el respeto a la persona era una de las claves del banco. El directivo narra que el Banco Popular era un lugar en el que nadie gritaba, se trataba bien a todo el personal y que, incluso, si podían ayudarte en temas concretos, lo hacían. Según su relato “merecía la pena a pesar de cobrar menos que la competencia”.
Ramírez dice que “Luis Valls siempre te sorprendía”, algo que te obligaba a un nivel intelectual muy exigente, que te hacía dar lo mejor de ti en cada conversación. Asegura que le encantaba hacer preguntas para ver tus respuestas, algo que te ayudaba a reflexionar sobre los temas, alejado del clásico “ordeno y mando”. Todo un reto para los directivos del banco que tenían que dar lo mejor de sí mismos a diario.
El carácter vanguardista de Valls lo aplicó en el banco y también en las fundaciones. En concreto describe cómo el presidente tenía muy clara la filosofía de que el dinero debía servir también, para ayudar puntualmente y con condiciones, a quien lo necesitara.
Antonio Ramírez afirma estar muy agradecido a Valls y termina su testimonio asegurando que “hizo mucho por mucha gente sin esperar nada a cambio”.