SU VIDA
Sus amigos
En una ocasión, un periodista1 preguntó a Luis Valls: ¿Usted, concretamente, en qué cosas cree? “Creo en los amigos” fue su respuesta. Tenía muchos. Algo que no extraña nada a quienes trataron de cerca a Luis Valls. Un tipo amable, con una posición envidiable, muy elegante, humanamente atractivo y que, además, no tenía líos, era poderoso… ¿Quién no querría ser su amigo?
Aun así, al ser Luis Valls un profesional de tratar con los demás, no tenía solo amigos. Tenía, sobre todo, mejores amigos. ¿Por qué? Fácil: Trataba a cada amigo como si fuera el único.
Amigos banqueros
Dentro del mundo financiero, procuraba tener buena relación con todos sus colegas. Lo entendía como un asunto de cortesía pero lo hacía a gusto, sin necesidad de esforzarse. Tuvo especial buena relación con Alfonso Escámez. Se consideraban buenos amigos y se dejaban aconsejar mutuamente. Cuando ya no era presidente del Banco Central, Luis Valls seguía yendo a comer a su casa una paella que preparaba él mismo y, mientras las condiciones físicas se lo permitieron, a jugar un partido de frontón. Si el clima era grato, le encantaba la sobremesa al aire libre y quedarse un buen rato a charlar.
Amigos en su equipo
Dentro del Banco Popular había consejeros y directivos con los que tenía bastante relación personal. Muchos de ellos eran amigos-amigos, como Francisco Aparicio, José Ramón Rodríguez o Miguel Nigorra.
Amigos en el Opus Dei
Otro gran amigo de Luis Valls fue Juan Francisco Montuenga, administrador del Opus Dei en España, con quien cada verano organizaba jornadas de trabajo intercaladas con excursiones en grupo junto a otros amigos como Alberto Ullastres, Jose María Arana o el filósofo Jesús Arellano.
¿Amigos en la política?
Sí. En el mundo de la política también tenía Luis Valls personas con las que se llevaba muy bien. Por ejemplo, Luis Solana, del PSOE, quien a su muerte le dedicó un sentido homenaje en un artículo-obituario en el que imploraba: Luis Valls, ¿se puede repetir?2 y demostraba que su amistad no era algo de cara a la galería.
En el artículo decía: “Luis Valls era administrador de un gran banco pero estaba también muy atento a la política de su país; mezclar estas cosas, requiere mucho tino. Aquí está para mí la grandeza de Luis Valls. Desde aquellos lejanos días de los primeros créditos al PSOE, he disfrutado de la amistad de Luis Valls hasta su desaparición”. Y terminaba diciendo: “Seguro que en el Banco Popular habrá un cierto sentimiento de orfandad. No desanimarse, simplemente trabajen para parecerse a Luis Valls”.
En los sindicatos también tenía buenas amistades. Sobre todo con Antonio Gutiérrez, de CCOO, de quien hasta tenía una foto dedicada en el despacho.
Otros amigos
También en sus iniciativas de acción social hizo buenos amigos. Es el caso, por ejemplo, de Tío Alberto, creador de la Ciudad de los Muchachos en Leganés (CEMU), uno de los proyectos más relevantes que Luis Valls apoyó desde el principio, concediéndoles financiación blanda para la construcción de la pequeña ciudad donde se daba familia y formación a jóvenes en situaciones difíciles, a través de las fundaciones que impulsó.
Cuando murió Luis Valls no se publicaron esquelas. Sin embargo, algunos periodistas se enteraron y lo contaron por la radio. Quienes estaban a su lado en los últimos momentos cuentan que, a la media hora de salir la noticia al aire, estaban en el velatorio Tío Alberto y otras personas de la CEMU que le habían tratado. Para ellos, había muerto un amigo.
Bibliografía
(1) Entrevista concedida a Luis Ángel de la Viuda en TVE (02/03/1977).
(2) Artículo obituario escrito por Luis Solana (político y empresario español) titulado “Luis Valls, ¿se puede repetir?” y publicado en La Razón (15/03/06).