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HUMANISTA

Luis Valls y las bibliotecas

Luis Valls fue un banquero con vocación de periodista que adoraba escribir, leía compulsivamente y vivía y trabajaba entre libros. Solo en el Edificio Beatriz, donde se encontraba la sede de presidencia del Banco Popular, había varias bibliotecas y los ejemplares se contaban por miles. En un artículo escrito por él mismo1 explicaba el origen de su pasión:

“Por tradición familiar soy amante de la historia y de los libros. Por eso regalo muchos. En la biblioteca los tengo ordenados por temas”. Es cierto que promovía mucho la cultura y, dentro de ella, leer. A los estudiantes les dejaba en depósito cientos de libros, sabiendo que era una forma de regalarlos. Regalaba muchísimos libros. Su regalo preferido era siempre un libro, costumbre que heredaron varios miembros de su equipo.

Las bibliotecas de Luis Valls

Pero volvamos a las bibliotecas. En el Edificio Beatriz había varias: una en el comedor, donde atesoraba cientos de libros dedicados por el autor. En su despacho, otras dos. En la novena planta, una. Pero no una cualquiera: una que consistía es una habitación entera forrada de libros de suelo a techo.

Por último, en la sala “El varillas”, una sala polivalente que había en la octava planta donde durante mucho tiempo se dieron los almuerzos del consejo y las presentaciones de resultados, había otra. En esta biblioteca se albergaban parte de las biografías. Como anécdota, de Kennedy tenía, al menos, veinte biografías.

Promotor de bibliotecas

Además de tenerlas en su entorno, Luis Valls promocionaba mucho las bibliotecas, era uno de los fijos en sus iniciativas con las fundaciones que impulsaba. Si quería apoyar a colegios mayores o clubs juveniles siempre era, para empezar, a través de la mejora de sus bibliotecas. Consciente de que en una asociación con dificultades económicas la primera línea del presupuesto que se caía era la destinada a libros, animaba a la fundación a comprarlos y dejarlos en el club o colegio en depósito. Sabiendo que no los iban a devolver pero que, mientras tanto, se leían. Con eso se contentaba.

Bibliografía

(1) Artículo Auge y caída de la banca (publicado por El País el 9 de octubre de 1990)

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