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HUMANISTA

Su formación

A Luis Valls la educación le obsesionaba y no perdía la oportunidad de expresarlo cada vez que le entrevistaban: “Es uno de los temas que más me preocupa porque es lo único que permanece en la persona. El dinero, al fin y al cabo, puede ir y venir, pero una buena educación permanece siempre (…) Al final, la educación ¿qué es? Sencillamente, el otro lado de la ignorancia. Si lo hace, hágalo conscientemente, pero no vaya diciendo que no sabía, que no se dio cuenta”1.

Un banquero humanista

Lo que no todo el mundo sabe es el trasfondo que había en ese afán por no dejar de formarse. Lo relata Antonio Fontán, quien fue presidente del Senado y trabajó con Luis Valls durante la etapa del Diario Madrid. Sostiene Fontán que la necesidad de no dejar nunca de formarse iba más allá del deseo personal por ampliar su conocimiento: “Luis Valls concibió sus quehaceres de banquero y su dedicación al estudio (varios libros, decenas de artículos y un sin fin de documentos de su pluma) como un compromiso social y un trabajo para los demás”2. Una vez más, la persona en el centro.

Cuál era su formación

Sobre el papel, Luis Valls era doctor en Derecho: esos eran sus estudios superiores y, además, al formar parte del Opus Dei, estudió toda su vida Filosofía, Teología y otras disciplinas conexas. Ahora bien, con solo estas fuentes no habría obtenido la extensa cultura que poseía. ¿De dónde salía, entonces? Fácil: herencia familiar y libros, libros y más libros . No en vano, era un gran lector.

Su amplia formación cultural le venía de familia. Su padre era un gran intelectual. Sirva como ejemplo que, con frecuencia en casa de los Valls, durante las comidas, no se hablaba; se escuchaba música clásica. Además, la biblioteca de su padre era inmensa. De hecho fue bibliotecario y probablemente la persona que contagió el virus de la lectura sin descanso. Es conocida la afición que tenía Luis Valls por montar bibliotecas allá donde fuera, sin olvidar promocionar que se montaran también en sitios donde había mucha gente joven, como colegios, asociaciones culturales o residencias universitarias.

Leer, leer, leer

En una época en la que la fuente del saber estaba básicamente en los libros, no es casualidad que alguien con esa inquietud por no dejar de formarse llevara a cabo lo bebido en casa y no dejara nunca de leer. Los libros eran su gran tesoro, también por herencia paterna. En la tesis3 sobre Luis Valls escrita por Jaime Díaz Yáñez, el autor rescata un texto que cuenta cómo heredó de su padre el respeto a la lectura4:

“Otro rasgo muy personal de nuestro amigo (refiriéndose a Ferrán Valls-Taberner, el padre de Luis) era su acentuado respeto a los libros. A menudo venía cargado de ellos. Cuando consultaba un volumen de pie ante una estantería, costumbre muy característica en él, lo hacía manteniéndolo en las manos pasando las hojas cuidadosamente, como un objeto precioso. Reprendía a quien cerraba un libro habiendo dentro del mismo cualquier cosa que pudiera afectar al cosido por una imprevista presión”.

Bibliografía

(1) En el capítulo “El renacer del gatopardo” del libro Retratos de interior. El lado humano de veinte hombres poderosos (Temas de Hoy, 1994) de las periodistas Pilar Ferrer y Luisa Palma.

(2) Obituario “En memoria de Luis Valls”, por Antonio Fontán en La Tercera de ABC (27/02/2006)

(3) Tesis “Luis Valls. Banco Popular. Un repertorio”, de Jaime Díez Yáñez.

(4) Extracto del Prólogo a las Obras de Valls-Taberner, vol. 1, CSIC, Madrid-Barcelona, 1952

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