FILÁNTROPO
Fundaciones
Las Fundaciones en cifras
Desde que llegó al Banco Popular, Valls vivió su actividad empresarial con la persuasión de que su fin último era satisfacer las necesidades de la sociedad. Estaba convencido de que la empresa no sólo debe dar beneficios, eficiencia económica, sino también asumir sus compromisos sociales.
Cuando en 1957 Luis Valls fue nombrado Vicepresidente, convenció al resto de los consejeros para que renunciasen a los derechos económicos que tenían en los beneficios de la entidad para destinarlos a actividades sociales.
Las Fundaciones en cifras
Al principio, estas aportaciones del Banco se destinaban a los beneficiarios directamente, después se canalizaron mediante entidades especializadas, y a partir de 1970 a través de fundaciones: la Fundación Hispánica, constituida en 1970, y la Fundación para Atenciones Sociales, en 1981.
Además, con independencia de las ayudas que proporcionaba el Banco, en 1987 Luis Valls promovió la constitución de otra fundación: Fomento de Fundaciones (Fundación Internacional) que recibiría diferentes legados y herencias, entre otras la de Rafael Termes -su fundador- y la del propio Luis Valls.
Entre los principales criterios de gestión de estas fundaciones estaba reducir al máximo los gastos de gestión, separar del Banco los fondos destinados a actividades sociales, la transparencia completa unida a la ausencia de toda publicidad y la constante creencia en no ‘regalar’, sino financiar mediante préstamos, lo que aseguraba que los proyectos fueran económicamente viables (capaces de devolver el préstamo) que además permitía destinar las devoluciones a nuevos préstamos, multiplicando así su eficacia.
Valls mantenía que todas las ayudas “seguían en el activo” porque no se había ‘regalado nada’: los préstamos se recuperarían, como así sucedía, y los fondos se siguieron prestando.
Cuando Luis Valls falleció en 2006, las fundaciones continuaron su actividad, y el Banco, a través de éstas, continuó canalizando su acción social. En 2008 se firmó un convenio entre la Fundación Hispánica y el Consejo del Banco Popular, que se mantuvo vigente hasta la resolución del Banco el 7 de junio de 2017. El anterior acuerdo databa de 1979, modificado en 1982, como explica Encarna Pérez en La Vanguardia (ver anexo).
En los más de 50 años de actividad de las fundaciones, el Banco aportó 543 millones de euros, y recibieron otros ingresos (donativos, herencias y legados) por valor de 178 millones destinándose 208 millones a donativos y condonaciones parciales de deudas, y 557 millones a préstamos sin interés.
La política de ayudar mediante préstamos a proyectos viables permitió a lo largo de esos años que, con esos recursos totales de 730 millones, se atendieran ayudas y préstamos por un total de 765 millones y -aun después de haber perdido 60 millones con la resolución del Banco en 2017 (las acciones del Banco que tenían las Fundaciones)- otros 453 millones permanezcan en el balance, fruto de las devoluciones y los rendimientos de esos activos.