Ana Coloma es una mujer cuyo espíritu de lucha ante las dificultades la ha definido a lo largo de su vida. Como madre, abuela y mujer de hogar, ha afrontado momentos muy complejos. El más importante, cuando su marido fue diagnosticado con esclerosis múltiple, una enfermedad que en su época no tenía tratamiento más allá de los paliativos y suponían un alto coste económico. Ante la adversidad, Ana decidió escribir una carta a Luis Valls, presidente del Banco Popular, en busca de ayuda.

Lo que comenzó como un intento desesperado por encontrar una solución, se convirtió en una lección de humanidad. Luis Valls respondió rápidamente, ofreciendo una ayuda que no solo alivió la carga financiera de su familia, sino que también les permitió afrontar la situación con esperanza. El gesto de Valls no fue solo una ayuda económica, sino un acto de cercanía y comprensión, que dejó una profunda huella en Ana y en su familia.

Para Ana, la actitud de Luis Valls fue una clara muestra de que la verdadera grandeza está en poner a las personas en el centro de las decisiones. A pesar de su posición, Valls se mostró cercano, sin hacer distinción alguna, y siempre con la intención de ayudar sin esperar nada a cambio. Este gesto inspiró en Ana un profundo agradecimiento que perdura hasta hoy, que como ella asegura una y otra vez “no nos conocía de nada”.

A través de su historia, que ella cree que “hay muchas más por ahí similares a la mía”, Ana se emociona al relatar cómo Luis Valls sobresalió por su humanidad, su generosidad y su capacidad para hacer el bien sin buscar reconocimiento alguno, al contrario. Luis Valls fue un legado de bondad y cercanía, y agradece infinitamente su ejemplo, ya con una voz emocionada que casi le impide terminar el relato.