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TESTIMONIOS

Carles Cavallé

Director general IESE 1984-2001

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“La magnanimidad era la gran virtud de Luis Valls, él veía antes que nadie las grandes ideas”

Carles Cavallé fue director general de la prestigiosa escuela de negocios IESE entre 1984 y 2001 y profesor del departamento de Estrategia durante décadas. Este doctor en Ingeniería tuvo la oportunidad de tratar con frecuencia a Luis Valls con el que tuvo una gran sintonía mucho más allá de sus origines barceloneses.

El recuerdo del director general emérito es claro y no tiene dudas a la hora de comenzar su relato destacando la gran virtud de Luis Valls “su magnanimidad”, ver un potencial enorme en ideas que, para el resto pasan desapercibidas o, al menos, no le ven el valor tan extraordinario que pueden llegar a tener si las cosas se hacen bien.

Relata que esa virtud no hay que predicarla, sino que los hechos son los que hacen que uno sea magnánimo.

Cavallé sigue desglosando su relato sobre la figura de Valls asegurando que uno de sus pilares, sin duda, fue la competencia profesional. Esa búsqueda de la excelencia que siempre marcó su trabajo y su visión, y más en un mundo que van tan rápido. El ex directivo de la escuela de negocios asegura que, “en esto, Luis era paradigmático, quería estar enterado de todo lo que estaba pasando para saber cómo podía afectar a su negocio”. Para él ese es un ejemplo de cómo para Valls, la competencia profesional era algo esencial.

La satisfacción de sus empleados, según Cavallé, era otra de las grandes preocupaciones de Valls. Buscaba que sus equipos estuvieran siempre bien formados, daba igual la posición que cada uno ocupara en el banco, pero todos debían aspirar a crecer, “a estar contentos, a progresar con un buen equipo”. Por eso quería que todo el mundo estuviera capacitado, que aprendiera. Esa inspiración, afirma el profesor emérito, era directamente inculcada por Luis Valls en toda la institución bancaria.

En la labor social, se detiene en relatar qué características tenían los proyectos que, según él, Valls y su equipo, acostumbraba a valorar. Por un lado, conocer a los que lo solicitan, tener referencias de quien te puedas fiar de que su voluntad es firme, en segundo lugar, la solidez del proyecto, algo innegociable y que debía tener una gran robustez y bien planteados, y por último la confianza. Siendo estos tres aspectos clave, no siempre se cumplían ya que muchos proyectos se apoyaron desde las fundaciones a gente anónima con proyectos o necesidades sólidas.

Valls fue “un adelantado a su tiempo” afirma Cavallé, porque hace un tipo de banca nueva más allá del negocio convencional propio del sector, porque él “miró hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo”. El gran legado del banquero catalán fue “enseñar a formarse a la gente en el trabajo, poniendo a la persona en el centro de la actividad”.

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