Este gallego, licenciado en Derecho y doctorado en Filosofía, experto en comunicación corporativa, docencia y consultoría de crisis, tuvo la suerte de tratar con Luis Valls en numerosas ocasiones durante largas épocas y ha querido compartir su testimonio haciendo énfasis en el área que mejor domina, su visión de Valls como comunicador.

“Yo aprendí mucho de Luis Valls, te ayudaba con su experiencia” así comienza su relato el doctor De la Cierva. Le reconoce como una persona líder, que leía muchísimo y conocedora de las tendencias en literatura, cine y teatro. Ese interés por los temas culturales e intelectuales fue lo que, asegura, le llevó a interesarse por los temas de comunicación.

Fue un innovador en muchas facetas de la comunicación en el banco, pero, destaca, fue más relevante en el área interna. Así como la mayoría de las empresas la emplea para publicitar y promocionar éxitos de la institución, Valls hizo lo contrario, publicó errores, desfalcos, deslealtades y equivocaciones. Esta forma de entender la comunicación interna la plasmó año tras año en un documento que publicaba junto con la memoria del banco. Lo llamó Repertorio de temas.

Yago de la Cierva asegura que Valls, gracias a la existencia del banco, consiguió que otras muchas personas quisieran ayudar. Por su parte, las fundaciones no solo ayudaron directamente a mucha gente e instituciones, sino que también asesoraron a la creación y apoyo a otras muchas iniciativas similares. A propósito de la filosofía de Luis Valls en las fundaciones, de la Cierva asegura que en las fundaciones se tenía claro que eran el último recurso, aquel que te socorre cuando el resto de los planes había fracasado. Además, te pedía que la fundación fuera una de las partes de la ayuda, de modo que tenías que buscar el resto de la financiación en otros lugares y así demostrar que tu iniciativa era viable. Quería ser tu socio.

La transparencia era una de las claves para entender su personalidad. Asegura el experto en comunicación que Valls repetía una y otra vez “todo tiene que poder salir en la portada de El País”, es decir, todos los números, las ayudas, los créditos y la gestión de las fundaciones tiene que regirse por el principio de “transparencia total”. Al mismo tiempo, era explícito y conocido su interés en que no se supiera quién había dado la ayuda, casi siempre en forma de crédito, porque siempre buscó el anonimato absoluto, para él, para el banco y para las fundaciones.

Yago afirma que Valls “fue un pionero de la responsabilidad social de las empresas”, en oposición a la RSC, Responsabilidad Social Corporativa, “que hoy tiene muy mala prensa, siendo utilizada más como un instrumento de marketing”. Valls era todo lo contrario, estaba a la escucha de cuáles eran las necesidades sociales y allí, ser el filtro para determinar la bondad del proyecto para, en ese momento, pedir el apoyo necesario de su entorno y consejeros y así, poder actuar. Es de justicia señalar que el primero en prestar esa ayuda económica era él, “con su sueldo y su bonus”. Todo muy distinto de lo que hoy se entiende como RSC, porque el banco no se beneficiaba en nada, el beneficio para la marca, afirma De la Cierva” era inexistente”. Como apunta el profesor, “Valls está en otro nivel”.

El relato del experto en comunicación de crisis finaliza animando a todos a conocer más la figura de Luis Valls, autentico ejemplo de ayuda desinteresada y anónima a muchísimas personas e iniciativas en todo el mundo.