La directora financiera de EDI (Educational and Development Initiatives), María José Baños, soñaba, desde que era niña, con ayudar a los demás. Cuando aterrizó en India y vio con sus propios ojos la pobreza que poblaba las ciudades, se puso manos a la obra. “Sólo llegar ahí y ver cuántos niños había en la calle, cuánta gente sin nada, en la pura miseria, pensé: tengo que hacer algo, yo he recibido mucho y hay mucho que hacer y mucho que dar”.

María José reconoce que le impresionó ver la cantidad de gente que necesitaba amparo. No poder ofrecerles todas las oportunidades que le gustaría le hizo sentirse muy impotente: “He llegado a llorar por la gente, porque te gustaría hacer mucho más y no siempre puedes”.

Gracias a su esfuerzo y al apoyo de las fundaciones se pudieron llevar a cabo distintos proyectos para mejorar el futuro, profesional y personal, de miles de personas. Uno de ellos es el destinado a mujeres jóvenes de familias muy pobres y analfabetas: durante un año aprenden el oficio de corte y confección, y en seguida empiezan a vender sus colecciones, trajes tradicionales indios, que ellas mismas diseñan, y vestidos de boda para las mujeres de aldeas vecinas: “No sabes la felicidad de esas chicas al ver que podían conseguir algo de dinero para mantener su familia, gracias a su esfuerzo”.

La cooperante española no conoció en persona a Luis Valls pero, años después, supo que era él quien estaba detrás de la beca que le concedieron para estudiar en Estados Unidos. Agradecida nos cuenta la gran importancia que tuvo en su vida esa ayuda: “lo agradecí eternamente porque para mí fue un momento clave, no solo por estudiar, sino por hacerme consciente de que podía ayudar en un futuro a otras personas con mi trabajo”.

Estando ella sobre el terreno, su ONG ha ayudado “a más de 5000 personas, sólo en el Norte de India”; explica que el trato y apoyo de las fundaciones, fundamental para la eficacia, ha sido muy profesional, asesorando tanto en el lanzamiento de proyectos como en el seguimiento del proceso.

Además, reconoce la inspiración de Luis Valls en toda esa ayuda recibida de las fundaciones benefactoras, y afirma, por ello, que todas las personas a las que se ha ayudado (en India y Sri Lanka) dirían: “Luis, muchísimas gracias; me has abierto un horizonte, un futuro y quizás más profundamente, me has hecho entender que soy importante, que soy persona. Gracias.”